Defendiendo Bosque de Cobos
Por: Alejandra Chávez, Coordinadora de Comunicación de Conversa Sur
Platicamos con Miguel Vázquez Sánchez, presidente de los Guardabosques de Cobos, quien lleva casi dos décadas, defendiendo y protegiendo el Bosque de Cobos – uno de los pocos pulmones que tiene Aguascalientes. En esta entrevista, Miguel nos cuenta su experiencia de cómo comenzó su labor como activista, qué obstáculos ha enfrentado y por qué es importante proteger Cobos.
Alejandra (A): ¿Cómo comenzó tu trabajo como activista de medio ambiente? ¿Cuántos años tienes trabajando en este tema?
Miguel (M): Realmente mi intención no fue involucrarme propiamente en alguna acción de defensa. Inicialmente era reconocer un poco un espacio en el que con anterioridad se habían hecho una serie de exploraciones para aclarar el patrimonio paleontológico.
Cobos forma parte una serie de yacimientos fosilíferos de gran relevancia y mi intención fue hacer una serie de visitas a sitios que tenían estos patrimonios. Fue El Cedazo el sitio que me despertó el interés por cuidar estos espacios porque el lugar era un monumento literal a la destrucción, a la deforestación y al daño a través de muchos rostros.
Al llegar a Cobos propiamente, a San Francisco y Cobos, me di cuenta que si bien esta dinámica también estaba muy presente, en realidad, sí había muchos espacios que salvar.
Por eso, por un lado, me maravillé de ese gran potencial que tenía el sitio como una ventana al pasado del territorio a través del estudio de sus restos fósiles que afloraban en las cañadas profundas, restos de mega fauna del final del pleistoceno y, a a la vez, observaba esta dinámica contrastante de escombros y de explotación de recursos sin ningún tipo de control.
Algo se tenía que hacer. Fue como la motivación por evitar que aquí se presentara el mismo escenario a lo que ocurría en El Cedazo.
A: ¿Desde hace cuántos años que comienza este interés por este sitio?
M: Desde el 2004, llegué a este sitio en mi bicicleta, a la que luego siempre le he llamado lechuza de manera cariñosa porque muchas de las jornadas eran en solitario. Mi acompañante era la bicicleta.
Me movía de un punto a otro y fue desde esa época que vi prácticamente todos los sitios trastocados. Evidentemente ya en aquel entonces observaba que muchos de los residuos que estaban siendo depositados, tenían años en esa misma dinámica.
Debido al crecimiento hacia la parte sur-oriente de la ciudad, muchos de los residuos generados por la construcción del fraccionamiento Morelos, Lomas del Ajedrez y otros que cada vez vienen más hacia esta zona, venían a parar aquí [al Bosque de Cobos].
Por lo visto y por las características de sus residuos, no tenía ningún control porque venían revueltos materiales de construcción, materiales domésticos y materiales industriales. Había un completo descontrol con la disposición de estos recursos y causaba que esto se convirtiera prácticamente en un mega tiradero a cielo abierto.
A: ¿Y cómo va evolucionando desde entonces?
M: Desde 2004, cuando literal me puse una playera que mandé a serigrafiar en la espalda la leyenda guardabosques. Así adopté esta identidad y luego diseñé un escudo, que es el que tenemos [actualmente] el cual tiene varios elementos asociados a los patrimonios de este sitio a fin de establecer una identidad de cuidado, de defensa y de restauración en futuras acciones.
Fue en ese momento en que, tal cual, a la vez que ejercí una labor enfocada en el rescate de patrimonio y paleontológico, también generé un registro importante, un acervo, que describe las características faunísticas de este sitio.
También, al detectar una serie de elementos arqueológicos de origen prehispánico de inmediato me comuniqué con las áreas que atienden estos descubrimientos – el centro INAH – para que hiciera registro de ellos. Estos elementos estaban siendo literal sepultados por escombros, materiales que hoy en día hacen que Cobos se ubique como el sitio arqueológico más cercano a la ciudad de Aguascalientes.
A: ¿Cómo nace Guardabosques de los Cobos?
M: En un inicio Guardabosques de los Cobos Asociación Civil era un colectivo. Y luego vinculándonos con las autoridades para tener mayor reconocimiento y respaldo por parte de ellas, nos volvimos también un comité de vigilancia ambiental participativa en un esquema que maneja la PROFEPA [Procuraduría Federal de Protección al Ambiente].
Así, hemos tenido algunas [coadyuvantes] con la autoridad a modo de hacernos visibles para gestionar algún algún tipo de apoyo. Y es lo que más estamos requiriendo en el lugar: apoyo inmediato para cuando se presenta una acción que afecta el lugar, ya sea un tiradero, un desmonte o un aprovechamiento ilegal. Aquí, se entretejía una infinidad de situaciones que finalmente le competían al estado, al municipio y a la federación, que todos directamente las afrontábamos.
A lo largo de años, la gente que habita en las comunidades próximas y la gente que visita el lugar ha detectado los cambios. Si bien vemos todavía un paisaje afectado por estos residuos y deforestación, sí hubo una disminución sustancial de tiraderos y otros factores que degradaban el ambiente.
No como el que quisiéramos nosotros, claro. Pero, después nos dimos a la tarea de restaurar áreas también apoyados por algunas instancias para retirar estos escombros y residuos y darle un poquito de mayor dignidad al paisaje.
A: ¿Por qué defender Los Cobos? ¿Hay alguna relación con el tema del desarrollo inmobiliario en Aguascalientes?
M: [Cobos] tenía una composición paisajística muy bien reconocida. Eran mezquitales intercalados con huizaches, varaduz y otras especies que naturalmente surgen en este ecosistema, semiárido o semi seco.
Sin embargo, de repente nosotros ubicamos el gran mal: las constructoras y los grandes fraccionadores que son, quizás, el elemento que tiene mayor impacto al erradicar por completo el ecosistema.
Pero, no es el primer proyecto que impacta el ecosistema. Ha habido otros proyectos más allá de los inmobiliarios que también generan una deformación del sitio.
Por ejemplo, hubo un proyecto que se instaló en Cobos para experimentar con agave tequilero, el cual desmontó vegetación nativa. Se instaló una agavera aquí para ofrecer una marca de tequila, que entiendo tuvo una sola producción. Sin embargo, el proyecto no funcionó y se quitó la vegetación de agaves. Hoy en día, se ve todo un valle ausente de esa vegetación nativa que existía.
Hemos estado restaurando secciones. Una de ellas es una propiedad que abarca tanto el lindero oriente como el lindero poniente. Es una propiedad de 15 hectáreas que va un poquito cargándose hacia el oriente y es de una familia que nunca hemos visto aquí.
Sin embargo, el sitio durante años se ha degradado y [se ve] en el camino puros restos de escombros. Incluso, todos estos montículos, ya algunos muy viejos, son restos de escombros.
Cuando yo llegué en 2004, esto era masivo. Era una entrada brutal de camiones, de camionetitas y de vehículos estilo sedán, aventando escombros por todos lados en propiedades privadas. Los propietarios, no sé por qué motivo, no cuidaban sus predios.
Después, entendimos que realmente los visualizaban en lo futuro para cuando la mancha urbana a llegar a este sitio, los dispusieran para algún nuevo fraccionamiento a pesar de que hay mezquiteras muy grandes. De hecho, ya hay ausencia de estos grandes mezquites.
Aquí ha habido una multitud de problemáticas ambientales que van desde los escombros, que es lo más visible en el paisaje, pero hay desmonte, hay ladrilleras que, en gran parte, también echaban manos de todo este material maderable.
Incluso entre los desechos hay hasta biológico-infecciosos. Hemos detectado algunos de estos casos y les hemos seguido la pista para que se les dé sanción a los establecimientos que manejan este tipo de desechos, pues son peligrosos.
A partir justamente de la vigilancia dada en el 2004, logramos disminuir de poco a poco este problema. Y eso fue una acción frontal, o sea era de – en su momento yo solo, detener a los vehículos. De decirles ‘no puede hacer esto’ y evidentemente me vinculaba con las autoridades para que hicieran la parte que les corresponde. Son ellos a los que inicialmente les corresponde evitar que esto se convierta en tiraderos clandestinos.
A: ¿Qué acciones han tomado para detener o aplazar la construcción de fraccionamientos y el deterioro del entorno?
M: En definitiva, se tienen que meter recursos legales, ya sean procedimiento de amparo o denuncias porque finalmente, antes de llegar a la fase de interponer un recurso de amparo, se denunciaron puntualmente una serie de hechos.
Se asistieron a la serie de observaciones cuando se presentó el proyecto [de Villa Portia]. Pero, tal parece que no fueron consideradas ningunas de las observaciones, aún cuando estas eran de gran peso y [pudieron] ver interrumpido el proceso por razón de que [ciertas propuestas del fraccionador transgredían la ley]. También, se solicitaron también otros recursos a la SEMARNAT [Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales] como la reunión pública.
Esta reunión era para que, si ellos [los fraccionadores] creen que su proyecto es muy necesario, amigable y todo eso, lo pudieran evidenciar ante la sociedad como hicimos con uno anterior.
Con el proyecto Cobos, se dio una reunión pública y se sentaron las dos partes ante medios de comunicación y la sociedad en general. Y ahí hubo un debate de ideas, un debate de propuestas y de posiciones. Finalmente, el fraccionador se vio muy rebasado porque ni sus datos ni sus propuestas realmente eran viables para establecer un fraccionamiento en Cobos.
Ahora, cuando solicitamos la reunión pública para este nuevo proyecto [Villa Portia], pues no nos la concede SEMARNAT.
Pero sí recurrimos a otras instancias y a otros procesos y, hoy en día, a estas herramientas legales, el amparo. El objetivo es evitar que haya una deformación del sitio porque hay un antecedente muy reconocido de esta constructora que continuamente se salta las trancas de la ley. Y si echa abajo los mezquites, si se echa abajo el ecosistema, después, se va a argumentar que hay que salvar [Cobos].
A: Y ahora que mencionas las labores que se han hecho para proteger Cobos, ¿qué dificultad o obstáculos te has enfrentado tanto para evitar que se hagan fraccionamientos como la defensa en general del territorio?
M: Son varias. Desde las económicas ya que, cuando se establece una estrategia en la que hay que disponer de abogados, tienes que tener un recurso básico para alimentar el proceso.
[Asimismo], hay otros casos – al menos hasta ahorita no con este proyecto – donde sí ha habido una serie de intimidaciones, al menos para los que estemos más directamente involucrados. Sí ha habido ahí algunas situaciones que tratan de desincentivar este ejercicio de defensa del territorio.
A: ¿Finalmente, qué mensaje te gustaría darle a la gente de Aguascalientes?
M: Yo creo que es importante que volteemos a nuestros orígenes, a entendernos más como seres que no tenemos que estar desvinculados de la naturaleza. Esto nos vuelve más sensible, más humanos, más solidarios con otras problemáticas, no solamente la ambiental.
Nos vuelve una sociedad más amable el hecho de que resguardemos el territorio y que no caigamos en una inercia de voracidad, de depredación que finalmente incentiva a otros o atropellos, a la propia sociedad, a sus derechos, al derecho a una forma de vida con felicidad por tener naturaleza, por tener lo que el medio natural nos brinda.
Parece que al estar descontados de ella, pues nos hace seres algo frívolos y parte de una maquinaria de consumo que no nos lleva a tener una sociedad con valores y demás que se requiere para pues vivir en un sentido positivo.
A modo de conclusión, Miguel hizo una alegoría sobre la identidad de Aguascalientes, a la cual considera a veces un poco difusa, otras donde retoma elementos muy banales.
Sin embargo, dijo Miguel, Aguascalientes tiene raíces muy profundas como el mezquite.
“Hago la alegoría con este elemento de la naturaleza propia de este territorio porque somos un territorio de raíces muy profundas y, que en ello, tendríamos que buscar justamente esos elementos de identidad y saber en dónde estamos y qué es lo que significamos como sociedad.”